Vivimos una vida sencilla que alterna momentos de oración, trabajo, vida fraterna, estudio y formación y misión.
En particular, hay tres columnas en las que se funda y en las que se encarna nuestro carisma:
1-Unión con Dios 2-Vida fraterna 3-Misión.
1- Unión con Dios
Es la primera de las columnas en importancia. «El hermano de Jesús misericordioso debe orar siempre y en todas partes» (cost. 3.8) «nada puede reemplazar nuestra vida de oración», la cual «debe estar protegida por un clima de silencio indispensable» (cost. 3.9). Por esta razón, consagramos todos los días algunos momentos fuertes de oración comunitaria y personal. Entre las oraciones comunitarias que se realizan todos los días se encuentran la oración litúrgica del Oficio Divino (Oficio de las lecturas y Laudes, Hora Media, Vísperas y Completas) el Santo Rosario, la hora de la Divina Misericordia con la meditación de la Pasión de Cristo y la Coronilla de la Divina Misericordia, la Adoración Eucarística y la Santa Misa en la que «celebramos, proclamamos y ofrecemos la misericordia de Dios plenamente revelada en la encarnación redentora de Jesucristo» (cost. 3.10). Los viernes, un día penitencial de silencio y ayuno, celebramos también el Via Crucis para meditar más intensamente en la Pasión de Nuestro Señor y en la Lectio Divina comunitaria.
Además de estos momentos de comunidad, apreciamos los momentos de soledad y silencio para la oración personal «en imitación de Jesús, que subió solo a la montaña y fue a lugares solitarios para orar. También reservamos tiempo para estar a solas con el Señor (cost. 3.28).
2- Vida fraterna
«El nuevo mandamiento del amor mutuo basa nuestra vida fraterna» (cost. 4, 1). La vida fraterna es un sello distintivo de nuestra comunidad en la cual buscamos crear y fomentar un clima familiar y de confianza. Cada día hay un tiempo dedicado específicamente a este propósito. La misericordia experimentada y recibida íntimamente en la oración se vierte en la vida fraterna incluso antes de la misión. Una vez que podamos usar la misericordia con el hermano vecino, podemos ejercitarla fácilmente y vivirla fructíferamente en la misión. La caridad fraterna se manifiesta en particular en el perdón mutuo, y es por eso que cada semana practicamos la solicitud de perdón comunitario. Esta caridad fraterna es sobrenatural, se origina en Dios y termina en él por esta razón. La Eucaristía es la fuente y cumbre de nuestra vida fraterna y el sacramento de la penitencia es su renacimiento y su medicina.
3- Misión
La misión no surge de la necesidad de sentirse ocupado en algo o de algo útil, sino que surge de la experiencia de la Misericordia de Dios que vive en la comunidad y que luego se derrama espontáneamente sobre todos aquellos a quienes el Señor nos llama a servir. El ejercicio de la misericordia abarca tres áreas: oración, palabras y hechos. «Nuestra vida ministerial se extiende esencialmente en tres dimensiones: a) contemplativa: de intercesión para obtener misericordia b) profética: anuncio de la misericordia divina c) caritativa: obras de misericordia. «La divina misericordia es su voluntad de hacer el bien a todos los que sufren por cualquier tipo de falta y por sí mismos son incapaces de llenar» (Beato Padre Miguel Sopoćko) por esta razón nos dirigimos en particular a los pobres y Los necesitados y cualquier miseria material y moral pueden convertirse en el objeto de nuestra misión. Sin embargo, la mayor miseria es la pobreza moral. El pecador que necesita perdón es el más cercano a su corazón. La administración del sacramento de la penitencia es uno de los centros de nuestra misión. Otra categoría de personas a las que nos sentimos particularmente llamados a vivir nuestra misión son los niños con dificultades, especialmente los huérfanos que necesitan la paternidad.